“Señor, dale a tu servidor fortaleza para soportar todos los males que Tú permitas; o sácalo del mundo y llámalo a Ti”.
“Como todo, quiere alabarte el hombre, pequeña parte de tu creación. Tú mismo le provocas a ello, haciendo que se deleite en alabarte, porque nos has hecho para Ti, y nuestro corazón está inquieto hasta que descanse en Ti” (Confesiones, l, l)
“No vayas hacia fuera; entra en ti mismo, pues en lo íntimo del hombre es donde reside la verdad” . . . “Ama y haz lo que quieras” (Soliloquios)
Somos hijos adoptivos de Dios, a quien debemos imitar.
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